30 enero 2012

NOMOFOBIA, NUESTRA NUEVA COMPAÑERA

Claustrofobia, vértigo, zoofobia, agorafobia, y un larguíisimo etcetera. Y es precisamente ese etcetera el que me parece sumamente interesante. A muchos de nosotros nos dan miedo las alturas, los insectos, los hospitales o las aglomeraciones de gente, pero... ¿sabiaís que hay gente con miedo a la simetría, al color amarillo o a la suegra?

Es importante que diferenciemos el miedo y la fobia. Mientras que el miedo es un sentimiento común que desaparece, la fobia persiste en el tiempo, las personas con algún tipo de fobia tratan de evitar esa situación a toda costa. La fobia puede ser tan intensa que provoca una reacción física o psicológica, como ataques de pánico. Los que las sufren muchas veces son conscientes de que lo que sienten es un temor irracional, pero reconocerlo no les ayuda a superar el problema ya que no son capaces de controlar su cuerpo. La fobia es un problema psicológico, pero cerca del 94% de los que lo sufren se avergüenzan de ello y no reciben tratamiento. En vez de enfrentarlo evitan la situación o el objeto de su miedo, no lo afrontan y por tanto no lo superan. Para superar el miedo hay que enfrentarse al problema!
A continuación algunas de las fobias que más curiosas me han parecido: 




Pero la afortunada protagonista de nuestra entrada es la NOMOFOBIA.
Seguro que recordáis la mítica imagen de los conciertos: una balada preciosa y miles de mecheros encendidos, en alto, contoneándose al ritmo de la música; ahora esa imagen ha sido sustituida por esta otra:


Cierto es que gracias a los móviles de última generación, con los famosos Smartphone, tenemos al alcance de la mano una cantidad enorme de posibilidades instantáneas. Salida en pareja, de repente: Oye, ¿vamos al cine? pero... ¿qué hay en cartelera? ¿cuáles son los horarios? no hay problema, en unos minutos, gracias a nuestro móvil, tenemos la información a nuestra disposición. Noche con amigos: Oye, ¿por qué no vamos a tomar algo por aquí? pero... ¿dónde? ¿qué locales se adaptan a nuestro bolsillo? no hay problema, en unos minutos, gracias a nuestro móvil, tenemos la información a nuestra disposición. Pero no sólo son capaces de sacarnos de un apuro en un momento dado, sino que nos permiten estar en contacto continuo con nuestros amigos, familiares o la propia actualidad gracias a, las cada vez más extendidas, redes sociales. Es prácticamente imposible, por no decir imposible, ser parte activa de esta sociedad si nos mantenemos al margen de este tipo de dispositivos móviles y sus numerosas aplicaciones.

La tecnología avanza y nosotros nos adaptamos a ella a una velocidad asombrosa, pero hay quien ve algo preocupante en esta dependencia que se está creando entorno al uso social de este tipo de tecnología.
¿Necesitas estar físicamente junto a tu teléfono móvil? ¿Alguna vez has sentido ansiedad, malestar general, enfado o inquietud, negación, ocultación y/o minimización del problema, sentimiento de culpa o disminución de la autoestima al no poder disponer de tu teléfono móvil? si es así puede que sufras nomofobia: "un miedo irracional a no llevar encima el móvil o a que este se quede sin batería"

Una de las investigaciones en marcha sobre este tema recoge que el 8% de los universitarios españoles sufre nomofobia. A mi parecer una cifra demasiado baja para lo que se ve por las aulas (o simplemente en el metro o andando por la calle). Eso sí, las conclusiones de este estudio son preliminares; se mueven en un terreno movedizo pues los expertos no se ponen de acuerdo en si el abuso de este tipo de tecnología es un trastorno de control de impulsos, es decir la persona no se detiene a reflexionar sobre su conducta, o si realmente es una adicción propiamente dicha. Para ver si esta dependencia es adicción o no hay que comprobar si el uso cada vez mayor del móvil es por su utilidad básica (llamadas y mensajes) o por la conectividad a internet. Algunas encuestan muestran lo siguiente al respecto:
- Búsqueda de información: 91%
- Reproducción de videos: 72%
- Acceso a redes sociales: 43%
- Realizar compras: 20%
  
Al hilo de lo que estamos tratando, el International Center for Media and the Public Agenda (ICMPA), de EEUU, hizo un experimento en el que dejó incomunicados a casi 200 jóvenes, de 20 años de media, durante 24h. Tras estas horas de aislamiento se les pidió que publicaran un post  contando su experiencia, y curiosamente (o no tan curiosamente) la palabra más repetida entre 100.000 analizadas era adicción. Además se vio como personas que no eran proclives a seguir la actualidad la echaban de menos; eso sí de un modo muy peculiar, a través de los muros de sus "amigos" o tuits.

¿Somos adictos? ¿Simplemente nos adaptamos al medio o realmente vivimos para el movil? 





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