11 enero 2012

EL MOVIMIENTO SLOW

Despertar. Ducharse. Desayunar. Trabajar. Hacer la compra. Recoger la Casa. Cenar. Dormir. Despertar. Y así un día tras otro. Vivimos en una sociedad en la que el tiempo es oro. Vivimos acelerados, pensando en lo siguiente que tenemos que hacer, sin parar un momento a pensar si lo que estamos haciendo es realmente lo que queremos hacer. Como reacción a este frenético ritmo de vida ha surgido el movimiento slow.
El movimiento slow pretende que tomemos conciencia y control sobre nuestro tiempo, que nos dejemos llevar, que encontremos un equilibrio y seamos capaces de disfrutar con calma de aquellos momentos que nos hacen disfrutar, tomar conciencia de la importancia de los pequeños momentos que nos hacen humanos. Disfrutar de un largo paseo, de la brisa del mar, de comer, saborear y no enguillir con prisas pensando en la larga lista de tareas pendientes.
Y creo que un ejemplo perfecto de este movimiento es Amélie. Amélie es una amante de los pequeños placeres de la vida, esos pequeños detalles cotidianos que a todos nos encantan pero que la mayoría de nosotros pasa por alto por este frenético ritmo de vida que llevamos. No nos detenemos y dejamos que este tipo de cosas pasen a un segundo plano perdiendo así su esencia, nuestra esencia.

Por eso, estoy con la filosofía slow, estoy con Amélie, disfrutemos de los pequeños placeres de la vida!

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