Creo que todos estaremos de acuerdo en que el arte es algo subjetivo, pero... ¿dónde está el límite? ¿puede todo ser arte?
Para contestar a esta pregunta os propongo el siguiente ejemplo, y con él que cada uno conteste a ésta pregunta.
Para contestar a esta pregunta os propongo el siguiente ejemplo, y con él que cada uno conteste a ésta pregunta.
Para poneros en contexto os explico un poquito. Vanessa Tiegs es una pintora que ha hecho una serie de 88 cuadros mediante los que pretende desmitificar el tabú que hay hoy en día entorno a la menstruación en muchas culturas. Para ello ha utilizado como material su sangre menstrual. Y aquí planteo mi pregunta ¿creatividad o mal gusto?, o quizá ¿creatividad con mal gusto? ¿Es arte o simplemente una manera de polemizar?
Para mí la respuesta a esta pregunta está llena de matices. Nacemos en un contexto que nos marca, para bien o para mal. Y aunque desde un punto de vista racional nos pueda parecer bien el objetivo de la artista es inevitable pensar que a la gran mayoría de nosotros nos daría cuanto menos reparo colgar uno de estos cuadros en el salón de nuestra casa. Pero esto no es nuevo, es solo un ejemplo más entre los miles que existen. Por ejemplo, en la cultura nipona, japoneses y coreanos enseñan a sus hijos a desviar la mirada pues consideran que el contacto visual directo es intimidatorio y puede tener connotaciones sexuales; así como los chinos consideran de mala educación sonarse la nariz públicamente. O volviendo al tema concreto de la menstruación, la Alemania del S. XVIII, donde era costumbre añadir la sangre menstrual a comidas y bebidas por considerarla afrodisiaca. Así, lo que a nosotros puede parecernos polémico o de mal gusto en otra cultura será completamente aceptable y es probable que no comprendan nuestro rechazo.
Por tanto, creo que es cuestión de cómo nos eduquen socialmente, y seguramente si somos capaces de ver las cosas sin los prejucios que nos vienen impuestos por la sociedad en la que vivimos seremos personas con una mayor riqueza cultural.
Para mí la respuesta a esta pregunta está llena de matices. Nacemos en un contexto que nos marca, para bien o para mal. Y aunque desde un punto de vista racional nos pueda parecer bien el objetivo de la artista es inevitable pensar que a la gran mayoría de nosotros nos daría cuanto menos reparo colgar uno de estos cuadros en el salón de nuestra casa. Pero esto no es nuevo, es solo un ejemplo más entre los miles que existen. Por ejemplo, en la cultura nipona, japoneses y coreanos enseñan a sus hijos a desviar la mirada pues consideran que el contacto visual directo es intimidatorio y puede tener connotaciones sexuales; así como los chinos consideran de mala educación sonarse la nariz públicamente. O volviendo al tema concreto de la menstruación, la Alemania del S. XVIII, donde era costumbre añadir la sangre menstrual a comidas y bebidas por considerarla afrodisiaca. Así, lo que a nosotros puede parecernos polémico o de mal gusto en otra cultura será completamente aceptable y es probable que no comprendan nuestro rechazo.
Por tanto, creo que es cuestión de cómo nos eduquen socialmente, y seguramente si somos capaces de ver las cosas sin los prejucios que nos vienen impuestos por la sociedad en la que vivimos seremos personas con una mayor riqueza cultural.
"La naturaleza hace que los hombres nos parezcamos unos a otros y nos juntemos; la educación hace que seamos diferentes y que nos alejemos" Confucio.
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